domingo, 18 de mayo de 2008

Proemio (o algo por el estilo)

Y ya ni recuerdo dónde ni cuando me di cuenta de que es un motor inmóvil, pero la verdad es que no todas las puertas del hexámetro son trascendentes. Por eso es que podemos vivir dejando agujeros en nuestros archivos, y por eso es también que podemos vivir, cosa que seguimos haciendo testarudamente sin para ni porqué, y que quizá por eso es posible.

Pero lo cierto es que es un motor inmóvil...

Más allá o más acá, tarde o temprano siempre termino en eso de buscarle dirección, teleologismo o trabajo termodinámico al menos, pero todos estos raptos de locura son infructuosos. Porque es un motor inmóvil. Y quiéralo yo o no, cosa que tampoco importa, es perfectamente inmóvil y nuestra (los meto a todos en el saco para que nos repartamos el peso) negación obcecada, inútil y vanidosa, es sólo el triste reflejo de un algo desconocido que tiene nombre, nuestra propia naturaleza.

No voy a esconder que el hecho que esté inmóvil no me impide en absoluto salir de casa y correr tras el gusanito blanco ni tampoco interfiere en ninguno de mis procesos mitocondriales, pero hay un instante (llámese dt para ser precisos) en el que casi me resulta intolerable, un dt que se torna una vida estelar completa, un dt en el que su falta de movimiento casi me obliga a arrodillarme ante alguien que no existe para que me proteja de ese abismo salpicado de soles en el que estamos cayendo, para que me proteja de la insoportable visión... Son dt llenos de un algo no muy racional que a veces, me hace perder la cabeza. Y es que nuestro dogma está aún en construcción, y ya nos dibuja terriblemente (,) solos bajo el vacío del cielo.

God is in his heaven, all's right with the world.