sábado, 27 de diciembre de 2008

Condicionalidad

La clave de nuestra fe de todos los días es que él no sea necesario. Lo más importante, y a la vez, lo que nunca se menciona, es que toda explicación no debe necesitarlo, cada cosa que suceda en el tubo de ensayo, en la intimidad del acelerador de partículas o en el seno de un cultivo de bacterias, debe explicarse sin él, sin su inescrutable capricho ni su misterioso proceder. Por eso es que el segundo antes de revelar cada resultado, se contiene la respiración y se cierran los ojos, justo antes que la película fotográfica muestre su secreto, en el momento preciso en el que se van a medir las distancias, todo pende de nuevo de un hilo, y la solidez de este camino en solitario se pone a prueba cada vez y en todas partes. Porque cuando los genes necesiten de él para explicarse y todos los modelos fallen sino lo contienen al describir los átomos o las estrellas, entonces marchar bajo el cielo desierto será imposible, y habrá que comenzar de nuevo con la tarea perpetua de buscar una alternativa, un puente en el que podamos ser libres... por lo menos para morir.

No hay conocimiento sin dolor, no hay comunión con lo desconocido.

Labor Omnia Vincit

En la medida de nuestra ignorancia parecía estar también la medida de nuestro miedo, el miedo que nos sacaría de la inquietante presencia de un ídolo de piedra para lanzarnos en un universo vacío al final del cual no hay certeza ni misión.
El mismo miedo nacido en la oscuridad de las selvas y las pupilas ocultas en la noche, ese mismo miedo original, se tornaba ahora en un miedo de desierto frío que hacía inútiles todos los actos y todas las razones, un miedo de caer de nuevo entre los dedos de una voluntad caprichosa y enigmática, o de enfrentar la labor milenaria de contar todas las estrellas, andar todos los caminos, y tratar entonces de seguir todos los soles sin objetivo alguno, sin un nombre en los labios ni una seña entre los ojos. Y eso era una elección, una elección consciente y al mismo tiempo otra labor milenaria, un trabajo de generaciones de artesanos descifrando la lengua de las mareas, moldeando en barro una mirada más que penetrante, una mirada que allá lejos en el confín del universo y en el oscuro santuario de lo pequeño no encontrara al dios, una mirada que no tropezara con el milagro allí donde debía haber hados vectoriales, una mirada que nos dejara solos bajo el cielo.

Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres

Miedo Conjurado

Hay que recordar olvidar a cada instante que está inmóvil, para que los ídolos de piedra que se adoraron en el pasado no se nos presenten de nuevo y en su más terrible forma. Para que el olvido sea el guardián de un santuario contra una fiera que nació dentro de él, para que los dioses se enfrenten fuera del hogar de nuestras debilidades y sea posible escapar suficiente tiempo, el tiempo suficiente para que nuestro dogma refutable construya los pilares que faltan, las columnas de un algo que explique lo terreno y nos proteja de temibles nombres abstractos e inexistentes.

Ojalá el dios permanezca en su cielo, para que el mundo siga siendo un mundo y no el jardín donde juega una voluntad omnipotente e incomprensible.

domingo, 18 de mayo de 2008

Proemio (o algo por el estilo)

Y ya ni recuerdo dónde ni cuando me di cuenta de que es un motor inmóvil, pero la verdad es que no todas las puertas del hexámetro son trascendentes. Por eso es que podemos vivir dejando agujeros en nuestros archivos, y por eso es también que podemos vivir, cosa que seguimos haciendo testarudamente sin para ni porqué, y que quizá por eso es posible.

Pero lo cierto es que es un motor inmóvil...

Más allá o más acá, tarde o temprano siempre termino en eso de buscarle dirección, teleologismo o trabajo termodinámico al menos, pero todos estos raptos de locura son infructuosos. Porque es un motor inmóvil. Y quiéralo yo o no, cosa que tampoco importa, es perfectamente inmóvil y nuestra (los meto a todos en el saco para que nos repartamos el peso) negación obcecada, inútil y vanidosa, es sólo el triste reflejo de un algo desconocido que tiene nombre, nuestra propia naturaleza.

No voy a esconder que el hecho que esté inmóvil no me impide en absoluto salir de casa y correr tras el gusanito blanco ni tampoco interfiere en ninguno de mis procesos mitocondriales, pero hay un instante (llámese dt para ser precisos) en el que casi me resulta intolerable, un dt que se torna una vida estelar completa, un dt en el que su falta de movimiento casi me obliga a arrodillarme ante alguien que no existe para que me proteja de ese abismo salpicado de soles en el que estamos cayendo, para que me proteja de la insoportable visión... Son dt llenos de un algo no muy racional que a veces, me hace perder la cabeza. Y es que nuestro dogma está aún en construcción, y ya nos dibuja terriblemente (,) solos bajo el vacío del cielo.

God is in his heaven, all's right with the world.

lunes, 11 de febrero de 2008

Artefacto prodigioso y cegador

En aquella época comenzarán a vivir en frías cavernas de cemento y hormigón armado, aislados del día y la noche, y así harán uno tras otro por largos siglos. De tanto no ver la luz del sol comenzarán a contemplar las sombras en una pared, y a esas sombras llamarán 'pájaro' o 'bosque', y como tristes títeres aprenderán a distinguir los objetos en las imágenes de un artefacto prodigioso y cegador. ¿No te parece razonable, mi querido Glaucón, que esos hombres lleguen a creer que aquellos fantasmas que vean son cosa real y cierta?

                                                   de la "Alegoría de la Taberna", o un Sócrates ebrio y prospectivo

Cuantización Interrumpida

 Siempre he pensado que la distancia entre baldosa y baldosa es infinita. Ya los antiguos griegos lo sabían. Este simple hecho hace que una colisión entre dos móviles que se hallan en baldosas distintas sea sumamente improbable. Lo malo es que los albañiles no quieren reconocer la cuantización en la naturaleza e insisten en esa porquería del fragüe, y tenemos que quedarnos con cientos de accidentes de tránsito perfectamente evitables.

domingo, 10 de febrero de 2008

Fotodecepción, o el papelón de los dioses (hipótesis)

Lo triste de este mundo, es que ya en su origen estuvo la decepción. Dios al principio dijo: "fiat lux!" (¡hágase la luz!), y hubo luz. Entonces Dios sintió una honda decepción al ver que, ya que no había nada, su reciente invento era perfectamente inútil e imperceptible. Ahí fue cuando a Dios se le ocurrió hacer el mundo, para que la luz recién creada pareciera tener razón de existir y no fuese un testimonio de divina torpeza y eterno ridículo.

Sábado 18 de agosto, 2007

sábado, 9 de febrero de 2008

"Archipiélago de agujeros" o de la culpabilidad en lo sin forma ni propósito

"Aunque el propósito de esto sea llenar el vacío de los tiempos de centrifugado e incubación, intentare(mos) dar forma, y a veces fondo, a lo que necesariamente será un archipiélago de objetos o más bien un conjunto de agujeros. Todo esto porque hay cualidades que nos parecen imprescindibles en las cosas, baste imaginar flores incoloras y máquinas blandas, así pues del mismo modo parece ser necesario poder decir de un escrito que es de forma más bien novelar, ensayística o teatral, o lo que haya parecido en el mercado. Al parecer esto permite fijar algunos parámetros en el pequeño PC (o Mac, según el caso) que hay dentro del lector (esperamos que) y así resulta posible encerrar lo esperable en alguna parcela visible de la conciencia y desechar lo insólito al cuartucho de los trastos viejos para que su visión no disminuya la RAM del que nos lee. A todas luces, otro artificio del instrumento."

                  Tomado del discurso de inauguración del LIDTA 14 Enero 2008