sábado, 27 de diciembre de 2008

Miedo Conjurado

Hay que recordar olvidar a cada instante que está inmóvil, para que los ídolos de piedra que se adoraron en el pasado no se nos presenten de nuevo y en su más terrible forma. Para que el olvido sea el guardián de un santuario contra una fiera que nació dentro de él, para que los dioses se enfrenten fuera del hogar de nuestras debilidades y sea posible escapar suficiente tiempo, el tiempo suficiente para que nuestro dogma refutable construya los pilares que faltan, las columnas de un algo que explique lo terreno y nos proteja de temibles nombres abstractos e inexistentes.

Ojalá el dios permanezca en su cielo, para que el mundo siga siendo un mundo y no el jardín donde juega una voluntad omnipotente e incomprensible.

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