sábado, 25 de abril de 2009

Naufragio

Hoy he estado a punto de naufragar de nuevo. No parece tan malo, las palabras no son ni reales ni macizas, pero hablo de un naufragio real y macizo. Hoy he estado a punto de quemar un laboratorio de pura ira y frustración, a punto de agarrar a patadas a un maldito flaite sólo porque me enervaba, a punto de estrangular a una vieja demente que no me dejaba escuchar ni mis pensamientos, a punto de lanzar por la ventana a la pobre Abulafia con mi tesis y todo por no funcionar, a punto de divorciarme de mi familia porque respiraban demasiado aire, a punto de putear a la única persona que amo porque no entiende lo que siento cada vez que empiezo a hundirme en este océano de oscuridad viscosa y opresiva. He estado a punto muchas veces, ¿será que alguna vez no será sólo "a punto"? La sola idea me estremece. ¿Habrá ese día tenebroso en que termine gimoteando como un simio mientras destrozo todo a mi paso con las pupilas dilatadas y las manos crispadas de locura? Lo he soñado muchas veces, me he visto haciéndolo en mil escenas tristes hasta la náusea y horribles hasta lo indecible. No es una cuestión de orgullo, es una enfermedad. La tierna Kathariuschka me lo repite cientos de veces cada día, sus palabras tocan unas contra otras como campanas de un lúgubre funeral psicológico. El funeral de algo que cualquier día puede morir.

No hay comentarios: